La primer poesía que memoricé en mi vida, a fuerza de leerla todos los dias, estaba escrita en letra de imprenta y con fibra azul en una hoja de papel de envolver el fiambre, ubicada detrás del mostrador del almacén de la cuadra de mi barrio. Versaba así:
Si fio, pierdo lo mío
si doy, no se donde voy
si presto, al cobrar molesto
por eso ni fio, ni doy, ni presto.
Clara y concreta; atemorizante, tajante, firme, segura de si misma y rebosante de personalidad, son los atributos que hacen que al dia de hoy aún la recuerde como la mas bella de las rimas. Es ulular de sirenas para mis oídos avaros...
en fin, que mas da...
... el almacenero igualmente se fundió.
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