Desperté, como de un letargo.
No puedo precisar cuanto tiempo estuve dormido.
Salí a la calle; escuché las conversaciones de la gente en los bares, en los colectivos.
Hablaban estupideces, temas menores, intrascendentes.
Fuí a clases; los profesores sabían menos que yo. Los alumnos tardaban demasiado en procesar conceptos extremadamente sencillos.
Miré televisión; los actores y las actrices eran feos, muchos mas feos que yo. Los periodistas de los noticieros usaban palabras ramplonas, y no se entendía, en definitiva, que era lo que querían transmitir.
Me encerré en los cines, miré decenas de películas. Adiviné el final de todas y cada una. Los actores y las actrices de las películas también eran feos. E inexpresivos o sobre actuados.
Fuí a espectáculos deportivos. Son lentos, los deportistas comenten errores inadmisibles, gesticulan, hacen ademanes, se desconcentran, los adivino torpes e inseguros.
Ninguno tendría la menor chance compitiendo conmigo,
Los líderes políticos están vacíos.
Los industriales hacen menos dinero del que yo haría con sus empresas.
Veo a todos por encima.
Soy mas inteligente que quienes me rodean.
Tengo mas fuerza.
Mi carisma es arrollador.
Soy mas negro que los negros y mas rubio que los rubios.
¿Será que soy Dios?
¿Cuanto tiempo estuve dormido?
¿Cuánto tiempo estaré despierto...?
ResponderEliminarSuerte
J.
Espeluznante...me encantó.
ResponderEliminarVos estuviste tomando de la del Diego!
ResponderEliminarMaradona sin fútbol.
Es delirante, de dios y los santosapóstoles
ResponderEliminar¡Qué buen texto, Potoca!
ResponderEliminarRecién lo leo ahora. Estoy poniéndome al día.
Abrazo.