Este diálogo ocurrió en el arca.
La esposa de Noé le había preparado una exquisita cazuela.
Noé: - Mi amor, que delicioso estofado.
Esposa: - Gracias mi cielo, es lo menos que mereces (esto lo debe haber dicho con sorna, porque el cielo, en pleno diluvio, no era de lo mas lindo que había).
Noé: -¿Y que carne era?
Esposa: - Ave.
Noé: - Ya se, mi amor... pero que ave... ¿pollo?
Esposa: - No, pollo no. Era otro mas chiquito...
Noé: - ¿Codorniz?
Esposa: - No, eso tampoco.
Noé: - ¿Perdices quizás?
Esposa: - No... unos mas coloridos...
Noé: - ¿Serían faisanes?
Esposa: - Que más da, querido... total que de esos, eran los dos últimos que quedaban.
Fijo que le cocinó paloma al aroma de olivo.
ResponderEliminarPara que no sufrieran solos, lo mejor es que pasaran al otro barrio...
ResponderEliminarExcelente diálogo.
Saludos
J.